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Si modestamente Cathy explica que es la experiencia paternal la que todavía le ayuda a gestionar sus 18 hectáreas de vides, es realmente ella la que se ha encargado de la explotación familiar desde hace cinco años.
Mamá de tres niños, jefa de explotación e investida como pasante en el seno del Consejo de Administración de Vinovalie y en el lugar de Fronton donde ella entrega sus uvas, Cathy no deja de trabajar.
Aportando un toque de feminidad en este trabajo a menudo masculino, la viticultora está orgullosa de contribuir notablemente a la elaboración de un rosado de excelencia, varias veces consagrado campeón del mundo. Un privilegio Inès-timable…